El año pasado, Norma terminó sus estudios con honores. Fue la abanderada de su promoción y soñaba con seguir estudiando. El 2020 se presentaba desafiante pero como a todos, el Covid-19 nos cambió la vida. A Norma también.
Sin embargo, con voluntad y perseverancia siguió estudiante, a distancia y con los módulos que le enviaban para terminar el secundario.
“Sí que es difícil, no haberle visto la cara al profe nunca y la internet acá es mala entonces no se puede si hay una sola máquina y somos dos y uno trabaja desde casa y no se puede”, relata Norma dando cuenta de las dificultades que día a día debe sortear para seguir estudiando.
Con una humildad que conmueve explica que los primeros dos cuadernillos pudo hacerlos sola pero el tercero empieza a complicarse: “Y para mí todo es nuevo, es básico chino, necesito ayuda, que alguien pueda enseñarle a una señora de 56 años”.
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La cómplice de la historia es Carina, la nutricionista de Norma que conoció su realidad y decidió buscar ayuda antes que las dificultades la hagan abandonar: “Yo sé que hay mucha gente solidaria y alguien va a aparecer que la va a ayudar”
La historia de Norma comenzó en el campo, en Pozo del Molle, donde la dura realidad la obligó a trabajar en vez de estudiar: “Tuve que ir a trabajar al tambo, debajo de la vaca”. Sabe del esfuerzo y la dignidad de ganar un plato de comida. Pero también sabe de sueños.
Ahora, lo más importante es terminar el secundario porque para después tiene grandes proyectos: “Llegar y poder estudiar robótica (…) es cumplir un sueño, de no haber sido nada, no haber tenido nada y poder decir tengo un título de robótica”,
La cuarentena es dura para todos y también para ella. Sólo pudo mantener un único trabajo: “Hoy tengo solamente un trabajo, de muy poquitas horas entonces no me alcanza para pagar una (maestra) particular (…) la hora está mucho más cara que lo que yo gano”.
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Antes de que terminara la nota en Arriba Córdoba el teléfono de Norma (351-342-5603) ya estaba sonando. Maestras particulares, profes de inglés y hasta una computadora ya habían aparecido disponibles para que pueda seguir estudiando.
Desde su casa en barrio 16 de noviembre sólo puede repetir una palabra: “Gracias”.
+ VIDEO: La entrevista a Norma y Carina: