Alberto, César, David, Miriam y sus tres hijos: Mora, Elías y Bautista. Todos tienen en común los lazos familiares pero además todos son bomberos voluntarios.
“Somos los fundadores, los pioneros de esta institución desde hace 23 años”, cuenta César y recuerda el enorme esfuerzo que implicó tener un lugar propio: “Antes estábamos en la Municipalidad y ahora estamos acá en casa propia”.
La historia de este cuartel comenzó hace tiempo y fue la curiosidad y las ganas de ayudar lo que llevó a Alberto a acercarse: “Cuando habían comentado que se iba a crear un cuartel de bomberos dije vamos a ver qué es y acá estoy todavía viendo qué es, después de 23 años seguimos con esta vocación de servicio y con la familia que ahora hemos encontrado y nuevas amistades”.
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Miriam es hoy la Jefa del Cuartel, hace 19 años que es bombera y en ese lugar encontró la familia que buscaba: “Yo entré acá, él ya estaba como bombero, bueno acá nos conocimos, primero fuimos amigos y después ya nos pusimos de novio y ya formamos una familia, tenemos tres niños”.
Esos niños ya tienen sus trajes de bomberos y su historia está ligada a la de los bomberos: “Ellos ya se han criado acá entre las autobombas, las guardias y todos los compañeros, en cualquier momento los subo a una camioneta y se van a apagar fuegos”, cuenta Miriam con una sonrisa que no se ve por el barbijo pero le ilumina los ojos.
Elías es el primero que explica la razón por la que sueña con ser bombero: “Sí, porque me gustó, vi como mamá apaga el fuego, vi como rescataban familias de sus casas que estaban en peligro”.
Bautista, el mayor de los hijos de Miriam ya es consciente del peligro pero también de la capacidad de su mamá. La extraña pero entiende el trabajo: “Estuvimos tres días sin ver a mi mamá y no la pasamos muy bien porque necesitamos el afecto de mi mamá (…) Lo vivimos con preocupación porque les pase algo pero sabemos que lo van a poder apagar, estamos confiados que ellos pueden”.
Ser padres bomberos no es fácil. Por eso la familia tiene una logística que se aplica para cuidar a los chicos: “Nosotros no compartimos las guardias, tampoco tenemos salidas juntos es preferible que pierdan a uno y no los dos, entonces él sale en un lugar y yo en otro”, cuenta Miriam.
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La jefa del cuartel
Tanto César como Alberto sienten admiración por el trabajo de Miriam: “Es un orgullo, sabiendo que hoy en día una mujer sea parte de nuestra institución y sea jefe, no es fácil pero ella aguanta y nos aguanta a nosotros” dice César mientras Alberto agrega: “Yo creo que podemos diferenciar lo que es la familia del trabajo institucional, tratamos de apoyarnos en todo, hoy acompañamos esta jefatura (…) después de la puerta para afuera podemos tener otras diferencias pero acá adentro es acompañamiento y trabajo en conjunto”
Este año el fuego de agosto llegó en medio de la pandemia y como todos los años, la solidaridad de la gente desbordó los cuarteles con agua, frutas y galletas.
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Una forma de agradecerles el enorme esfuerzo por cuidar nuestras sierras. Ayer ese sentimiento se agradecimiento se manifestó en forma de aplauso cuando bajaban del Pan de Azúcar y gran cantidad de vecinos los aplaudió durante varios minutos.
“Es una emoción que la gente nos reciba de esta manera, aparte ya veníamos emocionados por la solidaridad de la gente con todas las donaciones que nos llegaron , en agua, en fruta, en galleta, eso a nosotros, a pesar del cansancio, nos levanta y nos motiva a seguir trabajando”, asegura Miriam.
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