Francisca y su familia son fanáticos de Boca. Bruno y su familia, hinchas "perros" de River. Llevan tres años de novios y hace un año decidieron sellar su amor. En ese momento comenzaron los preparativos y eligieron la fecha: 24 de noviembre. Nunca imaginaron que ese día se jugaría una histórica final en la Copa Libertadores.
La misa para celebrar una unión encontrará a familias "rivales". Como en la cancha, habrá un "pulmón" (el pasillo central) entre las dos "hinchadas". Una "medida de seguridad" que calza a la perfección para la ocasión, aunque los protagonsitas saben que la cosa no pasará a mayores.
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El casamiento comienza a las 19 en Río Cuarto. Si no hay alargue, a esa hora estará terminando el partido de vuelta, el que definirá al gran campeón en el Monumental. Si hay tiempo extra, la celebración comenzará cuando se estén jugando los minutos claves de la final.
"Pensamos en modificar la fecha, pero era imposible. Mi hermano hasta me pidió el número del cura para pedirle cambiar de horario, él es capaz de no ir al casamiento. Cuando nos estemos preparando y yendo a la iglesia habrá que hacerlo con el celular y radio prendidos", contó la joven de 28 años en diálogo con ElDoce.tv, luego de que su tía compartiera la historia a El Doce y Vos.
"Cuando estemos yendo a la iglesia habrá que hacerlo con el celular y radio prendidos".
El principal temor de la novia es la reacción que puedan tener los hinchas del equipo perdedor. "Espero que no haya caras largas y que festeje el que tenga que festejar. Creo que con unas copas todos se van a alegrar", aseguró Francisca Grosso.
Una pacto de no agresión
En cuanto a la convivencia, Francisca y Bruno encontraron la forma de no discutir por Boca y River. "Tenemos un contrato de que ninguno carga al otro, porque ya hubo peleas y ahora queremos obviarlas. Nos miramos con ganas de cargarnos pero no decimos nada en contra, todo tiene que ser festejo a favor de nuestro equipo", contó la joven nacida en General Deheza.
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"Así vivimos en paz y armonía", remató la empleada de un banco en General Cabrera, donde vive junto a su pareja de 30 años. Al final, más allá de toda rivalidad, Fran sabe que el sábado 24 de noviembre será un día inolvidable para ambos.