Alpa Corral, conocido como "valle de ensueño", fue alcanzada por el fuego que desde hace dos semanas avanza con fuerza sobre las Sierras de Córdoba. El fin de semana se convirtió en escenario de un hecho que, sin dudas, demuestra el arduo trabajo al que se enfrentan los bomberos voluntarios de la provincia.
En la zona de Las Lagunitas, los efectivos luchaban cuerpo a cuerpo contra las llamas cuando una bombera debió ser asistida por un problema de salud. Eugenia Ferrero, integrante del cuartel de Ucacha (regional 10), sintió un fuerte dolor en la zona abdominal que le impidió continuar con su trabajo.
"No pude seguir, no había forma porque el dolor no calmaba. Traté de volver, despacio, a mi ritmo, pero no pude continuar. Me quedé sentada hasta que un grupo de compañeros me encontró. Se activó la mesa de operaciones y me bajaron", relató la joven de 21 años en diálogo con El Doce.
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"Fue complicado porque no teníamos ninguna tabla rígida, ninguna herramienta de accidentología. Cerca del puesto donde estábamos trabajando, donde dejamos las camionetas, había baqueanos que tenían su casa, así que nos prestaron la puerta de un ropero y con unas cuerdas improvisaron una camilla, y con eso lograron bajarme", detalló Eugenia sobre la hazaña.
Descender no fue nada fácil. El rescate duró 40 minutos hasta llegar a la zona donde se encontraba la ambulancia. La camilla se ladeaba, el terreno era muy agreste y con muchas piedras. Sin embargo, nada impidió que colegas de su cuartel y de otras regionales (1, 5 y 8), la ayudaran a llegar a destino.
Eugenia indicó que el calambre le agarró debido al peso de la mochila de agua: "El esfuerzo era grande". "Es la primera vez que no puedo seguir trabajando. Fui a varios incendios en sierras y en este no pude continuar. Al día siguiente me recuperé y retomé, porque mi objetivo no era quedarme sentada en la camioneta", aseguró.
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La pasión se lleva en la sangre
Eguenia Ferrero es la única bombera voluntaria en su familia. Ingresó al cuartel de Ucacha desde muy pequeña siendo siendo aspirante menor. Dejó unos años, regresó en 2017 y se inscribió para ser aspirante mayor, estudiar y ascender a bombero.
Desde entonces, se ofrece cada vez que ocurre un siniestro. Como en esta oportunidad, cuando el teléfono sonó en el cuartel de Ucacha para solicitar colaboración en los incendios de las Sierras de Córdoba: "Me anoté, creo que fui la segunda en avisar que estaba disponible y cuando dieron el alerta roja ya estaba arriba de la camioneta".
Tiene 21 años, trabaja en un emprendimiento familiar y el año próximo estudiará seguridad e higiene en Villa María. En la regional 10 son seis mujeres bomberas y este año se sumaron 12 aspirantes mayores, de las cuales 10 son mujeres, que están haciendo el primer nivel para ascender a bomberos
"Quizás uno lo tome como una pasión y lo ve fácil, el hecho de ir a apagar el fuego y salvar a otros, pero cuando te ponés a pensar desde la cabeza de 'no bombero' es realmente admirable el trabajo porque no todos tienen el valor para enfrentar el fuego y a las condiciones adversas", manifestó orgullosa sobre la profesión.
"Los que pertenecemos a los cuarteles de las zonas del llano vamos dos o tres días a ayudar y volvemos a casa a seguir con la vida normal. Pero los bomberos de las zonas de las sierras es incansable el trabajo que hacen porque no descansan. Es admirable", cerró agradecida de formar parte de la Federación de Bomberos Voluntarios de la Provincia de Córdoba.