Esta historia comenzó hace unas semanas cuando una patrulla policial encontró a un niño de siete años en la calle Virasolo y Camino a Capilla de los Remedios.
Cuando los agentes le consultaron porqué no estaba en la escuela, el pequeño Vicenzo Argüello les dijo que era porque no veía bien y necesitaba lentes, pero cómo sus padres estaban desempleados no podían comprárselos.
Al llegar a su casa de barrio Avellaneda, la policía se entrevistó con el padre del niño, el cuál reconoció el problema económico de la familia y la imposbilidad de pagarle los anteojos a su hijo.
Cuando los policías comentaron la historia a otros compañeros, decidieron organizar una colecta para juntar dinero y así poder comprar los lentes al niño. En ella participaron los integrantes de las comisarías del Distrito V y Distrito VI.
Este domingo, invitaron al niño y a su padre para entregarle a Vicenzo sus flamantes anteojos. Además, le hicieron un chaleco policial de juguete y le prestaron una gorra. Desde mañana, el niño podrá volver a la escuela y mirar sin problemas hacia adelante.
Más allá del gesto hermoso de los policías, la historia de Vicenzo muestra también una cara negativa. Por un lado la pobreza y la desocupación que impidió a su familia comprarle los anteojos. Y por otro, las falencias de la escuela que no advirtieron que el chico tenía problemas en la vista.
Según su padre, la maestra lo sentaba al último y no atendía el reclamo del nene. "Se ponía a llorar porque no podía completar su cuaderno porque no veía", relató el hombre en el móvil de Arriba Córdoba.
Compartimos el video, que también muestra la emoción del nene y sus nuevos amigos policías: