Paloma Manzano volvió a sonreír. En el 2020 le detectaron un linfoma en el maxilar. Golpeó puertas de decenas de consultorios médicos y todos se negaban a operarla debido a la complejidad de la cirugía.
Estaba desesperada y ya no soportaba el dolor. Pedía a gritos que un especialista arriesgara a tomar su caso y la operara. “Esto me está comprimiendo los nervios y corriendo los huesos. Me está lastimando”, había expresado en diálogo con El Doce.
Después de un año de lucha, la tatuadora cordobesa fue operada. “Después de sacar tanta energía, cayó algo del cielo. Estoy totalmente agradecida, me atendió un médico neurocirujano”, detalló en Arriba Córdoba. Y agregó: “Fue la única persona que empatizó y dijo: ‘Yo te opero’”.
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La joven contó que le sacaron un ganglio que la estaba afectando y una arteria. Aseguró que tanto la operación como la recuperación fue un éxito. Agradeció la colaboración y los mensajes de aliento de los cordobeses como de su familia.
Paloma está más tranquila, pero no olvida la actitud de aquellos médicos que le cerraron la puerta en la cara. “Yo me voy a encargar personalmente de ir a ver a cada uno de los que se me cagaron de risa”, sentenció. “Si yo no hubiera tenido la energía, si no bajaba los brazos, no sé si hoy estaría contando esto”, cerró.
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