El reloj comenzó a correr después de la primera consulta médica con la pediatra. Pedro Coria tenía 13 días de vida cuando, después de tres consultas con diferentes profesionales, le detectaran cataratas, glaucoma congénito y edema corneal. Si antes de los tres meses no lo operaban, podía quedar ciego. La última opción era el trasplante de córnea.
Sus papás, Silvina y Diego necesitaban recaudar dinero para la cirugía con urgencia. La solidaridad fue enorme y la campaña ganó mayor visibilidad luego de que la historia del pequeño de Río Tercero se diera a conocer a través de ElDoce.tv.
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Con motivo del 6º aniversario de este medio, viajamos a Río Tercero para poder contar lo que todos deseábamos escuchar: Pedro pasó la primera operación y el resultado trajo esperanzas. El bebé, que el próximo 15 de julio cumplirá tres meses, "demostró que es más fuerte que todos".
Un caso en un millón
Todo era raro y nuevo para Silvina y Diego. El bebé era recién nacido y ya estaba diagnosticado. El embarazo fue maravilloso y en ninguna ecografía se presentó un problema.
Al principio, la mamá sintió culpa porque lo único que quería es que su hijo crezca sano y feliz. Hasta que los análisis determinaron que era congénito. "Le tocó a él", lamentó.
En ese momento, atravesó por un sinfín de sensaciones. "Que te digan que si no lo operabas antes de los tres meses te queda ciego, es lo peor", sentenció. La incertidumbre era aún mayor.
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El día de la cirugía
Fue eterno. Por protocolos de coronavirus, solo Silvina podía ingresar al centro de salud. Hasta que las enfermeras se llevaron a Pedro. Después de más de dos horas regresó y su mamá lo acobijó en sus brazos.
"Cuando te lo traen de nuevo, respirás bien. Volvés a respirar... se llevaron una parte de uno", agregó emocionada al recordar ese momento. El cirujano la sorprendió con el primer parte: le había sacado la catarata, le aseguró de que no tenía glaucoma y que la córnea estaba en el tamaño normal.
- ¿Qué sentiste cuando te dijo: 'Salió todo bien'?
- Uh... creo que fue la misma sensación de cuando quedé embarazada. Esa felicidad... que vos decís es lo mejor que te puede pasar.
La ola de solidaridad que llegó más rápido de lo esperado
Estaban a contrarreloj. La obra social no les cubría la intervención quirúrgica. Su familia y amigos empezaron a vender rifas, pollo y números. Pero necesitaban medio millón de pesos y lo más rápido posible.
Cuando aquel 11 de mayo, Silvina contó el momento que estaban atravesando a ElDoce.tv, jamás imaginó que a las pocas horas recibiría ayuda. Aunque muy dentro suyo sabía que lo iba a conseguir porque "cree en la solidaridad de los argentinos".
Desde entonces, recibe innumerables de mensajes de personas anónimas que le preguntan por la salud de Pedro. "Todos, si podemos ayudar, ayudamos con lo que sea para colaborar con el otro", indicó agradecida.
Las esperanzas que no se pierden
Lo más difícil ya pasó. Si bien aún queda la operación del segundo ojo, la familia está segura que Pedro no quedará ciego. "Después de la catarata y de ir frenando el glaucoma, era el trasplante. Todavía no estamos exentos de que pase, pero él está respondiendo muy bien al post-operatorio y aparte se le está aclarando la córnea, que eso es lo que necesitamos", detalló la mamá.
Pero la felicidad es enorme porque "ya ve como un bebé de la edad de él: sombras y esas cosas, que antes no". "Yo sé que se le van a aclarar las dos córneas y que no vamos a necesitar nada, y que él ya tiene avances y ve, yo sé que va a ver bien…", agregó esperanzada.
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Los días después del post-operatorio son todos diferentes, pero los mejores para Silvina, que es mamá primeriza. Pedro le sigue la mano, juega con los juguetes que cuelgan. "Ves que se detiene y mira fijo, antes revoleaba los ojos. Ahora ya mira un punto fijo", reveló con una enorme sonrisa.
- ¿Cuál es tu deseo para Pedro?
- Que sea feliz y pueda ver por sus propios ojos.