Josefina Gómez tiene 23 años. Nació con parálisis cerebral, problemas motrices e hipoacusia. Pero sus ganas de vivir son admirables. Nada es un obstáculo y lo demostró en cinco meses: aprendió a correr por primera vez después de haber iniciado un tratamiento físico, el mismo que su obra social le negó.
En diciembre pasado, su médico traumatólogo, Alejandro Fazio, quien también es jefe en esa área en el Hospital Privado, le sugirió que cambiara las plantillas que estaba usando para mejorar la pisada. Al mismo tiempo, le recomendó iniciar una rehabilitación adaptada en el gimnasio de Espacio Quality a cargo del profesor y licenciado en educación física, Mario Di Santo, quien a su vez es preparador físico de Talleres.
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Di Santo le aseguró al papá de Josefina que ese tratamiento físico la ayudaría muchísimo. Sin dudarlo, Alejandro Gómez fue hasta la obra social del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba para consultar cuál era la documentación que debía presentar para que le autorizaran dicho tratamiento.
"Por primera vez como papá, la vi correr a Josefina. Ese fue el avance. En 22 años no había corrido nunca"
Primero le dijeron que presente el pedido médico con firma de una neuróloga, no de un traumatólogo. Luego de hacer ese paso, le pidieron que le demuestre si la institución deportiva tenía habilitación. "Ricardo Taier, dueño de Espacio Quality, tuvo la gentileza de darme la habilitación que lleva la firma del Ministerio de Salud de la Provincia", indicó Gómez en diálogo con ElDoce.tv.
Pero a la mutual, de la que es socio hace 30 años, no le fue suficiente y fue por más: le pidió conocer cuál era la habilitación de Di Santo para trabajar con personas con discapacidad. Eso fue la gota que rebasó el vaso.
"Josefina me vio discutir por teléfono y con lenguaje de seña me dijo que le habían faltado el respeto", expresó profundamente dolido su papá. El tratamiento cuesta 6 mil pesos por mes. Para Alejandro el problema no es que no le reintegren el dinero, sino el trato deshumano por parte de la mutual porque así como Josefina, hay muchos otros niños que también necesitan este tipo de rehabilitación para mejorar su calidad de vida. Pero le niegan su derecho.
Hace de enero que Josefina va al gimnasio y tal como lo prometió el profesor Mario Di Santo, el avance fue más que gratificante para ella y su familia. "Por primera vez como papá, la vi correr a Josefina. Ese fue el avance. En 22 años no había corrido nunca".
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