Guillermo Navarro es cordobés y taxista en la ciudad. El domingo pasado tenía la intención de trabajar y luego disfrutar del Día del Padre, pero desde entonces vive un drama que lo tiene desesperado.
Se encuentra retenido en Tucumán e hizo graves denuncias: por un lado, maniobras irregulares de la Policía de Tucumán. Por el otro, asegura que le ofrecieron realizar un pago a cambio de no ser imputado y poder volver a Córdoba.
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El tema toma mayor relevancia ya que él no es el único denunciante: al menos otros tres taxistas de distintas partes del país pasaron por la misma situación en los últimos días.
El caso, paso por paso
Para evitar la propagación del virus el protocolo era claro para aquellos tucumanos varados que querían volver a su provincia. Debían obtener el permiso, conseguir un taxi que los lleve hasta la frontera entre Santiago del Estero y Tucumán, y de ahí ingresar caminando a su provincia, donde otro auto debía recogerlos y llevarlos hasta el lugar donde debían ser hisopados y ser puestos en cuarentena.
Eso implicaba que los taxistas no entraban a Tucumán y podían regresar a su lugar de origen.
Sin embargo, el 11 de junio ocurrió la primera situación irregular, que el domingo pasado también sufrió el cordobés Navarro.
Según afirman al menos cuatro choferes denunciantes, en la frontera la Policía de Tucumán les aseguró que el protocolo había cambiado y que ellos debían ingresar hacia la terminal de San Miguel de Tucumán para llevar a sus pasajeros.
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Los conductores dudaron porque no tenían el permiso correspondiente para circular por esa provincia. Sin embargo, revelaron que los efectivos policiales les insistieron en que no iba a haber problemas y que luego podrían abandonar el territorio.
El inicio del drama y las “dos soluciones”
Ese fue el comienzo de la desventura. Los taxistas denuncian que, al llegar a la terminal, la Policía los detuvo por no tener los permisos de circulación correspondientes, les incautó el auto y los obligó a ponerse en cuarentena.
Navarro y un taxista porteño fueron entrevistados por los medios locales.
En el caso particular del cordobés, él salió desde Córdoba Capital con una pasajera tucumana. “Tenía pensado ir y volver, pero desde el Día del Padre que estoy acá. Sin ropa, sin nada, a la buena de Dios”, relató a El Doce.
Navarro se encuentra en estos momentos con Franco Vazquez, un taxista porteño que también cayó en la presunta trampa. No pueden pagar un hotel, por lo que ambos están alojados en un albergue a 30 km. de San Miguel de Tucumán, en una zona alejada y casi sin señal de Internet.
Según le aseguraron a este medio, tras una particular negociación con las autoridades, les dieron dos propuestas para poder irse de la provincia: la primera, pagar una suma de dinero equivalente al 5 por ciento del costo de su auto (unos 100.000 pesos incluyendo honorarios de abogados). La segunda, ser imputados, lo que para ellos no es una opción ya que eso implicaría no poder renovar los permisos de chofer de taxi.
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La periodista tucumana Mariana Romero expuso lo ocurrido y aseguró que ese dinero, que para los damnificados sería una coima, se trata de una “donación al Sistema Provincial de Salud de Tucumán” (SIPROSA) y serviría para evitar el proceso judicial.
Romero reveló además que los dos primeros taxistas que sufrieron la situación optaron por pagar el dinero (al menos 40.000 pesos), pero Navarro y Vázquez contaron a El Doce que no tienen los recursos para afrontar semejante gasto, que además consideran ilegal.