Este martes por la tarde, un nene de tres años y sus papás buscaban intensamente a "Salchicha", un cachorro de seis meses que ya era parte de la familia. Lo ven salir tambaleando, todavía en pie, del terreno de un vecino, pero metros más adelante cae desplomado. Al día siguiente, lo mismo ocurre con otro perro, que cae justo en el límite que marca el alambrado y separa las viviendas.
Desesperados, los vecinos hacen la denuncia por maltrato animal, que cae en la Fiscalia N°1 de Villa Dolores a cargo de la Dra. Lucrecia Zambrano. Policía judicial llega al lugar a retirar el cadaver para realizarle una necropsia y así establecer la causa de muerte. Recaban pruebas en las inmediaciones del lugar y se van. A los pocos minutos de retirarse los oficiales, otro perro cae en la misma suerte, y se suma a los otros cuatro que murieron la semana pasada.
Las pruebas apuntan a la casa de un ingeniero agrónomo: "Sabe perfectamente el alcance y la peligrosidad de estas sustancias, no solo es un delito de maltrato animal sino también contra la salubridad pública y riesgos de niños que anden cerca", explica Christian Casas Cassataro, el abogado de la familia denunciante. "Lo grave es que los niños salen a buscar a su mascota y cuando lo ven lo abrazan", expresó en diálogo con El Doce.
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Los vecinos manifiestan que el hombre nunca se quejó por el ingreso de los animales, algo que consideran inevitable. Viven en una zona semi rural, de terrenos abiertos y las casas están separadas por una medianera con alambre, por donde cualquier animal relativamente pequeño puede cruzar. Aseguran que todos los perros muertos salieron con el "lomo mojado".