Un accidente o un descuido. Son segundos que pueden cambiarle la vida a cualquiera, tal como ocurrió con esta familia de Cruz del Eje.
En abril un traslado de urgencia hacía suponer el peor destino para Jeremías. Mientras los papás preparaban todo para festejar su cumpleaños, este pequeño encontró una botella con destapa cañerías y sin advertir el riesgo lo ingirió.
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El resultado fue devastador y este bebé de apenas un año estuvo al borde de la muerte. Fue sometido a cuatro cirugías, donde se tuvo que extraer parte del estómago, intestino y esófago.
Para algunos un milagro, para otros el trabajo indiscutible de estos médicos y sin dudas las ganas de vivir de Jeremías hicieron que hoy la noticia sea otra.
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