El hombre había ingresado a una casa para robar, y cuando se quiso ir, se dio cuenta de que estaba encerrado, dado que el portón eléctrico no funcionaba. La policía lo encontró y fue detenido, pero un tiempo después, demandó a la empresa del portón por fallas en el servicio. Un jucio millonario que falló a favor del delincuente, y que generó mucha polémica en el país del norte.
Después, otro hombre que había comprado un automóvil descubrió las maravillas de la moderna "velocidad crucero", la cual se encuentra en los vehículos mas modernos. El señor malinterpreto de forma obscena la función, y pensó que esto le permitiría ir por la ruta en el asiento del acompañante mientras el auto "se manejaba solo". Obviamente se dio cuenta de su error cuando ocurrió un accidente, y luego demandó al concesionario donde compró el vehículo por falta de instrucción. Dado que el título de esta nota periodística es "Demandas increíbles", es posible imaginarse -por más absurdo que sea- cuál fue el resultado.
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