Todos estos objetos pertenecían a la misma persona, y estaban escondidos en el centro, Alta Córdoba y Carlos Paz. Luego de un extenso trabajo de inteligencia, la justicia logró encontrar a hombre que vendía objetos de esta clase por internet. Había sables, bustos, puñales, libros, fotos, escudos, medallas y condecoraciones.
El hombre todavía no dijo si él está afiliado a algún circulo de ideologías extremistas, aunque ese factor está siendo investigado por la justicia. De acuerdo a Guillermo Brunas, el director de la división de inteligencia antiterrorista, la venta de estos objetos infringe el artículo 3 de la ley antidiscriminatoria, la cual prohibe la difusión de propaganda extremista.
Todavía no se logró determinar, de forma oficial, si los elementos secuestrados -particularmente las insignias, fotos y condecoraciones- son genuinos. Según un historiador español, si estos objetos llegaran a ser verdaderos, su valor monetario sería incalculable.
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