Esta pregunta surge luego de un caso que ocurrió en Buenos Aires, luego de que dos jovenes pertenecientes a La Garganta Poderosa fueran torturados a sangre fría por miembros de la prefectura naval. Estos miembros de las fuerzas de seguridad los detuvieron sin motivo o justificación aparente. Uno de los uniformados sacó su arma reglamentaria y le simuló actos de acoplamiento sexual a uno de los jóvenes. Les quitaron toda la ropa y, bajo la orden de que corrieran una distancia específica, los amenazaron con dispararles.
Este procedimiento violento fue denunciado, los implicados fueron juzgados en tribunales, y se les dio una condena de ocho años. Mientras tanto, los torturadores se disculpaban cada dos segundos por lo que ellos habían considerado como "un simple correctivo". Una vez finalizado el caso, y analizando el grado de violencia con el que actúan las fuerzas de seguridad actualmente en los países vecinos, resulta legítimo preguntarse si la tortura está regresando a la región.
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