Elisa Castaño estaba detenida en Bouwer desde hacía poco más de un año cumpliendo una condena por violencia de género. El sábado a la siesta habló con su madre y le contó lo feliz que estaba porque en poco más de 20 días recuperaría la libertad.
Pasaron solo un par de horas de esa comunicación cuando un llamado telefónico enlutó a toda la familia. Eran las cinco de la mañana del domingo y el Servicio Penitenciario le anunciaba que Elisa se había suicidado.
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Hacía pocos días que otra interna del penal había muerto bajo las mismas circunstancias y, según su madre, Castaño tenía miedo: “Ella me dijo que tenía mucho temor a que le pase lo mismo”.
También criticó el accionar del Servicio Penitenciario y pidió que se investigue: “Si mi hija se quitó la vida que Dios la perdone, si ella no lo hizo, quiero saber que pasó”.