El alcalde Alejandro Arcos Catalán murió decapitado y los asesinos dejaron la cabeza en el techo del auto de la víctima, en otro acto criminal que sacude a México. El hecho ocurrió a seis días de la asunción del funcionario en el cargo.
Arcos Catalán fue asesinado en la ciudad de Chilpancingo, en el estado de Guerrero. La presidenta Claudia Sheinbaum, que también asumió la semana pasada en su función, dijo que “se están haciendo las investigaciones necesarias para saber cuál fue el motivo y cuál fue el móvil y por supuesto hacer las detenciones correspondientes”.
Las autoridades federales están colaborando con las del estado de Guerrero, indicó la mandataria sobre el tremendo ataque ocurrido el domingo en el sur del país.
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Durante su acto de asunción, Arcos Catalán había brindado un mensaje desesperado a la comunidad. “La seguridad requiere el compromiso de todas y todos, hago un llamado a los tres niveles de gobierno, empresarios, sociedad civil y familias de Chilpancingo, les pido, con el corazón en mi mano: ayúdenme a luchar y construir la paz, la paz que todos necesitamos”, expresó en esa oportunidad.
Antes, el 3 de octubre, asesinaron al secretario del ayuntamiento Francisco Tapia, un colaborador del alcalde. La presidenta dijo que la ciudad de Chilpancingo “no aparece entre los municipios con mayor número de homicidios”, sin embargo los últimos episodios encendieron las alarmas en la zona.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) al que pertenecía Arcos Catalán denunció el “cobarde crimen” y pidió justicia. En el mismo sentido se pronunció el presidente de la organización, Alejandro Moreno.
Evelyn Salgado, gobernadora del estado de Guerrero, condenó el asesinato de Arcos. “Su pérdida enluta a toda la sociedad guerrerense y nos llena de indignación”, sostuvo.