El fútbol uruguayo sufrió una sacudida al conocerse la muerte de Mathías Acuña, delantero charrúa del Mushuc Runa de Ecuador. El jugador fue encontrado muerto en una habitación de un hotel en Ambato, ciudad ecuatoriana a la que había llegado el viernes para sumarse a la pretemporada de su equipo.
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El representante del futbolista, Johan Wilson, y el mismo club confirmaron que se trató de un suicidio, aunque todo es materia de investigación. Cabe mencionar que el atacante atravesaba un delicado presente, atravesado por problemas de salud mental y por una violencia de género por parte de su expareja, que lo obligaba a usar una tobillera electrónica.
Acuña nació en Montevideo y jugó en las inferiores de Liverpool de Uruguay, Danubio y El Tanque Sisley, club en donde debutó en Primera. Antes de llegar al fútbol ecuatoriano tuvo pasos por Central Español, Villa Española, Fénix, Montevideo Wanderers, Liverpool de Uruguay, Larisa de Grecia, Atenas de Uruguay, Rentistas, Boston River, PAS Lamia de Grecia.
A mediados de 2024 llegó al Mushuc Runa y tuvo una destacada actuación traducida en ocho goles en 19 partidos, lo que le valió firmar un contrato hasta diciembre de 2025 con el club.
Mathías Acuña estaba en Ecuador desde el viernes y el sábado fue encontrado sin vida en el hotel. Según la agencia EFE, el futbolista tenía que utilizar tobillera electrónica mientras la Justicia lo investigaba por agresiones físicas y psicológicas a su expareja.
“Lo mental está salado”
Luego de conocerse la muerte del futbolista, salió a la luz una entrevista en la que Acuña hablaba sobre cuánto extrañaba a sus hijos (en Uruguay) y su difícil situación en relación a la salud mental.
“Mis hijos están en Uruguay así que te podrás imaginar el dolor, lo que cuesta, los cumpleaños, que uno está lejos de ellos, las actividades de la escuela. Se sufre”, decía desde Ecuador el 15 de octubre de 2024 en el programa Esto No Es Periodismo.
“Hablo todos los días con ellos por videollamada. Hoy me mandó un audio mi hija, la del medio, que tiene cinco años, y me dijo que me extrañaba, que no sabía por qué me extrañaba tanto y que cuándo la iba a ir a buscar. Esas cosas repercuten un montón. Es jodido, es jodido”, agregaba.
Y concluía: “Esa es una parte que muchos no ven del futbolista quizá, y el fin de semana te exigen, que está bien porque el hincha es hincha, pero capaz el jugador está pasando por algo que ellos no saben. Repercute porque lo mental está salado”.