Conmoción en Brasil por la muerte de Marilha Menezes Antunes, una joven de 28 años que decidió hacerse una liposucción con injerto de glúteos como “autorregalo” de cumpleaños y falleció durante el procedimiento en un hospital privado de Río de Janeiro.
El trágico episodio ocurrió el pasado lunes en el Hospital Amacor de Campo Grande. La mujer, madre de un niño de 6 años, había ahorrado para someterse a la cirugía, cuyo costo rondaba los 900 dólares.
Su familia asegura que era una persona sana y que había cumplido con todos los estudios médicos previos, por lo que el desenlace generó fuertes sospechas sobre la atención recibida en la clínica.
Carolina, la hermana de la víctima, denunció públicamente a la institución y afirmó que carecía de equipos de emergencia adecuados. “Llamé a emergencias y a la Policía porque el médico no explicó lo que había pasado. Intentaron reanimar a mi hermana durante 90 minutos”, señaló. Desgarrada, agregó: “Mi hermana era la vida. La llevé para cumplir un sueño y murió”.
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El médico que la atendió sostuvo en su reporte que la paciente sufrió una broncoaspiración seguida de un paro cardiorrespiratorio. Pese a los intentos de reanimación, no lograron salvarle la vida.
Desde el hospital, en tanto, rechazaron cualquier acusación de negligencia y aseguraron que el quirófano estaba equipado con todos los instrumentos requeridos, como desfibrilador bifásico y carro de paro, y que las maniobras de emergencia se aplicaron de inmediato según los protocolos internacionales.