Carlos Gurrola, de 47 años, trabajaba como personal de limpieza en un centro comercial de Torreón, Coahuila. El 30 de agosto bebió accidentalmente un desengrasante que sus compañeros habrían vertido en su botella como parte de una broma. Estuvo internado casi tres semanas y murió por las graves lesiones internas provocadas por el químico.
El hecho ocurrió en el shopping HEB Senderos, donde el hombre realizaba tareas de mantenimiento a través de la empresa tercerizada Multiservicios Rocasa.
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Según relataron sus familiares, el 30 de agosto Gurrola bebió de su botella de agua sin saber que había sido manipulada. Horas antes, sus compañeros habrían colocado líquido desengrasante en el recipiente. Aunque logró escupir el contenido tras notar el sabor extraño, ya había ingerido una pequeña cantidad del químico.
Los médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) diagnosticaron daños severos en su tráquea, pulmones y vías respiratorias. A pesar de los esfuerzos por estabilizarlo, Gurrola murió el jueves tras 19 días de agonía en la Clínica 71. Su madre asegura que no fue un accidente, sino un acto deliberado que se dio en un contexto de bullying constante.

El caso generó conmoción e indignación en la comunidad, y volvió a poner en agenda la problemática del acoso laboral en México. Diversas organizaciones sociales ya reclamaron medidas concretas para proteger a los trabajadores y garantizar condiciones laborales seguras y libres de violencia. La familia exige justicia y una investigación a fondo para esclarecer los hechos y castigar a los responsables.