Indonesia, Tailandia y Sri Lanka atraviesan un panorama devastador por las inundaciones y deslizamientos de tierra. Hay al menos 790 personas murieron y cientos permanecen desaparecidas.
Los equipos de emergencia trabajan contrarreloj para acceder a comunidades completamente aisladas y dimensionar la magnitud real del desastre.
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En las últimas horas, a medida que las lluvias comenzaron a disminuir en algunas regiones, las autoridades pudieron actualizar parcialmente el número de víctimas. Sin embargo, muchas zonas continúan bajo el agua y las rutas son intransitables, lo que dificulta el avance de los rescatistas y la asistencia humanitaria.

Indonesia, puntualmente en la provincia de Sumatra, es el país más golpeado: registra 435 muertos y 406 desaparecidos. Las crecidas arrasaron aldeas enteras, destruyeron puentes y bloquearon los caminos que conectan a las comunidades rurales. La infraestructura quedó tan dañada que más de 200 mil personas debieron ser evacuadas y continúan sin poder regresar a sus hogares.
Emergencia
En las zonas más críticas, el Gobierno local desplegó helicópteros y aviones ligeros para entregar agua, alimentos y equipos de comunicación, mientras que militares, voluntarios y maquinaria pesada trabajan entre barro y escombros. Pero las condiciones siguen siendo extremas y las tareas avanzan con fuertes limitaciones.
La situación se mantiene en desarrollo y las autoridades no descartan que el número de víctimas aumente en las próximas horas, a medida que logren acceder a los sectores más aislados.




