En medio de una crisis económico-social alarmante, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, tomó una decisión drástica: el Tribunal Supremo, que controla el chavismo, asumió las funciones de la Asamblea Nacional, con mayoría de la oposición. Para esta última, eso significa un auto-golpe de Estado.
"Quiero que el mundo y los medios nos ayuden a decirlo con todas sus letras: en Venezuela, Nicolás Maduro dio un golpe de Estado", sentenció el presidente de la Asamblea, Julio Borges, en una rueda de prensa. También afirmó que el órgano que preside "desconoce al Tribunal Supremo" ya que sus jueces fueron escogidos para "gobernar fuera de la Constitución".
Repudio argentino
En un duro comunicado, Mauricio Macri llamó a "recomponer el orden democrático en Venezuela". En esa línea, "insistió en la necesidad de que se cumpla el calendario electoral" y exigió la liberación de los presos políticos, entre ellos Leopoldo López, a cuya esposa se reunió en la tarde del jueves.
Alarma internacional
Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos, se mostró en línea con la oposición venezolana y denunció un "auto-golpe de Estado perpetrado por el régimen contra la Asamblea Nacional". "Aquello que hemos advertido lamentablemente se ha concretado", lamentó.
Por su parte, Estados Unidos advirtió por la "usurpación de los poderes de la democráticamente elegida Asamblea Nacional de Venezuela" y marcó que la decisión de Maduro "es un serio retroceso para la democracia".
La Unión Europea lanzó una advertencia al Gobierno venezolano y reclamó un "calendario electoral claro". Otros países que repudiaron la decisión de Maduro fueron Perú, que retiró a su embajador, y Brasil, que denunció la "ruptura del orden constitucional".
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