La tensión en Brasil no cesa y la entrega de Luiz Inácio Lula da Silva sigue dilatándose. Tras el fuerte discurso que dio durante el mediodía, al que analistas ya califican como histórico, el ex presidente se dispuso a ir a prisión.
En un auto, intentó abandonar el sindicato metalúrgico de San Pablo. Sin embargo, sus seguidores bloquearon todos los portones.
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El vehículo, en el que iban Lula, sus abogados y policías de civil, intentó una maniobra de distracción que fracasó. Autos negros en los que no iba el dirigente se acercaron a otros portones, pero la salida fue imposible.
Tras varios minutos, el líder del Partido de los Trabajadores bajó del auto y volvió al edificio. Luego la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, le habló a la multitud y le pidió que abra el paso. Recién horas más tarde logró evadir el bloqueo y entregarse a la Justicia.