Brigitte Trogneux nació en el año 1953 en la ciudad de Amiens, al norte de Francia, en el seno de una familia dedicada desde hace cinco generaciones a la fabricación de chocolate.
Profesora de francés y de teatro, conoció a Emmanuel Macron cuando ella tenía 40 años y él sólo 15 y era su alumno en el liceo jesuita La Providence de Amiens. Ella fue quien lo hizo debutar en las tablas y le inculcó el amor por la literatura y las artes.
La íntima relación entre el alumno y la profesora preocupó a los padres de Macron, que decidieron sacarlo de la institución y hacerlo terminar el secundario en París. Sin embargo, el joven Emmanuel le prometió a su profesora que algún día se casaría con ella.
El enamoramiento juvenil fue mucho más que eso. Macron continuó sus estudios de Ciencias Políticas e ingresó al ENA (Escuela Nacional de Administración) en la capital francesa. Trogneux siguió su vida junto a su marido, el banquero André-Louis Auzière, con quien tuvo tres hijos.
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Tuvieron que pasar casi 20 años para que finalmente la promesa se hiciera realidad. En 2007, Macron se casó con su ex profesora, luego de que ella se separara de su esposo. Brigitte siguió con su actividad profesional hasta el 2015, cuando renunció para dedicarse de lleno a la campaña de su marido.
"Al final el amor lo arrasó todo y terminé divorciándome de mi marido. No pude evitarlo. Mis padres, ya mayores, no se lo tomaron muy bien, pero para mí no era un problema la diferencia de edad. Lo más importante eran mis hijos, que lo aceptaron sin problema. El resto es escoria", contó en una entrevista a la revista París Match, que no fue del agrado de su marido.
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Sus tres hijos ya le dieron siete nietos, que Macron trata como propios. Sébastien es ingeniero. Laurence es cardióloga y Tiphainees, abogada. Todos juntos comparten los fines de semana en la casa familiar de Touquet. Disfrutan de paseos con Figaro, el perro de la familia, juegan al tenis y escuchan al ahora presidente tocar el piano.
En un país como Francia, acostumbrado a ver a la Primera Dama como una figura decorativa, Trogneux representa un cambio. Todo lo que tenga que ver con el matrimonio despierta un interés especial y la prensa ya bautizó a los Macron como los Obama franceses.
Al igual que Michelle, el poder de atracción de Brigitte es notorio. Se destaca por su espontaneidad, calidez y por la capacidad para hablar de igual a igual con personas de todos los estratos sociales y económicos. La nueva Primera Dama también cautiva por su figura estilizada. Los grandes modistos de Francia se peleen por querer vestirla.