A pesar de que los zoológicos ya no deberían existir, nada ayuda si los visitantes siguen considerando que son un atractivo turístico y les resulta divertido ver a animales encerrados. La realidad, es que el maltrato en la mayoría es una acción constante y el estado deplorable en que se encuentran las jaulas deja mucho que desear.
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Como en el caso del zoo de Fushou, en China, donde hace dos meses atrás un grupo de personas le lanzaron un ladrillo a un canguro que estaba durmiendo muy tranquilo en su jaula. Querían que se despertaran y verlos en movimiento. Sin embargo, su deseo terminó convirtiéndose en una pesadilla.
El animal, una hembra de 12 años, sufrió una grave herida en uno de sus pies. Días después, murió debido a una hemorragia masiva. El impacto fue tan fuerte, que no pudo reponerse. Semanas más tarde, se conoció que ocurrió algo similar con un canguro macho de cinco años: hasta el momento solo resultó con heridas superficiales.
Mientras tanto, los atacantes siguen sin ser sancionados. Ante estos hechos, desde el zoológico aseguraron que instalarán cámaras de seguridad para evitar nuevos episodios violentos. “Mientras las personas paguen por la compra de las entradas, los animales seguirán corriendo riesgos”, aseguraron desde la ONG PETA, al considerar que las cámaras no solucionarán nada.