En la fiesta de San Fermín de 2016, cinco hombres le hicieron vivir la peor pesadilla a una joven de 18 años. Después de encerrarla en un callejón, y según se demostró en la investigación, la penetraron al menos seis veces sin su consentimiento. No conformes con eso, también filmaron videos que viralizaron entre sus amigos y se reprodujeron en los celulares de millones de personas.
Pero para la Justicia todo eso no fue suficiente: en un fallo polémico, la semana pasada condenaron a "la Manada" solo por "abuso sexual continuado" y no por violación. Uno de los insólitos argumentos para darles una pena menor a 9 años de prisión (la fiscalía había pedido 22 años) fue que la joven estaba alcoholizada, por lo que no hubo "violencia ni intimidación".
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José Ángel Prenda, Alfonso Cabezuelo (un militar), Antonio Manuel Guerrero (un guardia civil), Jesús Escudero y Ángel Boza inclusive ya cumplieron dos de esos nueve años de condena. La decisión judicial fue rechazada por políticos, agrupaciones sociales y la sociedad en general.
Un relato escalofriante
En una publicación en Facebook que se compartió más de 425 mil veces, la bloguera Carlota Miranda relató el calvario que vivió la joven abusada.
"La Justicia española dice que no es violación, es abuso. Por lo tanto, 9 años de prisión, de los cuales ya han cumplido 2. Absueltos de agresión sexual. Vivo en un país en el que no se considera agresión sexual que 5 hombres me metan de noche en un portal, agarrándome de las muñecas, cuando estoy en estado de embriaguez, aprovechando su evidente superioridad física y numérica. No se considera agresión sexual que me penetren simultáneamente –a mí y a mis 18 años– por la boca, por el ano y por la vagina mientras me graban con sus móviles", escribió en primera persona para repudiar el fallo.
"No se considera agresión sexual que me penetren simultáneamente –a mí y a mis 18 años– por la boca, por el ano y por la vagina mientras me graban con sus móviles".
"Vivo en un país que me dice que, si siento que me van a violar, no puedo entrar en estado de shock. Tengo que gritar mucho, patalear una barbaridad y oponer toda la resistencia física que mi cuerpo me permita para que me hagan daño. Para que se me note después. Sangre, moratones y alguna fractura, como mínimo", ironizó sobre la Justicia.
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"Vivo en un país en el que todavía le debemos nuestro cuerpo a ellos. Se nos cosifica hasta la saciedad y, al final, somos eso. Sólo un cuerpo. Inerte. Un cuerpo. Sin vida. De hecho, mira hasta qué punto se nos cosifica que, aunque parezca increíble, muchos aún no tienen claro cuándo estamos disfrutando y cuándo estamos sufriendo. Les importamos tanto que no lo saben diferenciar. Sólo somos un cuerpo. Sin más", reflexionó en otro de los párrafos centrales.
+ El texto completo sobre el abuso en España: