Los que huyen de las guerras y la pobreza en África, encuentran a Libia como un importante punto de tránsito para llegar y refugiarse en el sur de Europa, principalmente las costas de Italia. Sin embargo, el mar se convirtió en un enemigo para muchos que terminan convirtiéndose en víctimas mortales de las políticas migratorias del viejo continente: la estrategia de cero desembarcos gana por sobre el libre acceso.
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Las costas de Libia se cobraron la vida de cientos de personas. Este martes, en las aguas del Mar Mediterráneo fueron encontradas muertas dos mujeres y un bebé. Aparecieron flotando sobre los restos de una embarcación destrozada cuando intentaban llegar a destino.
La ONG española proactiva Open Arms fue la encargada de rescatarlos, a pesar de que ya era demasiado tarde. Además, denunciaron a los guardacostas libios de dejarlos morir ahogados: los acusan de hundir intencionalmente el barco en el que se trasladaban 160 africanos, a los que sí salvaron.
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“¿Cuánto tiempo tendremos que lidiar con asesinos alistados por el gobierno italiano para matar?”, expresó indignado uno de los miembros. Mientras que el ministro del interior de Italia, Matteo Salvini, sigue prohibiendo el ingreso de estos barcos y apuesta al cierre de los puertos.