Sabido es que si hay algo que falta en las despedidas de soltero es el control de quienes participan. Pero lo que pasó en Benidorm, España, fue tan humillante que se terminó viralizando en todo el mundo.
En plenos festejos por el inminente casamiento de un amigo, un grupo de turistas británicos no tuvo mejor idea que pagarle 100 euros a un indigente para que se deje tatuar el nombre del novio en la frente. Tomek, un desempleado polaco de 34 años con problemas de alcoholismo, accedió a que le escriban "Jamie Blake, North Shields, NE28" en la frente.
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Sin embargo, el dolor que padeció impidió terminar el tatuaje. “Quedé impactada de verlo realmente mirándote. En un nivel humano, es repugnante, podría ser mi hijo. La comunidad está horrorizada. Es horrible, agarrar a una persona en una situación de vulnerabilidad y tirarle un poco de plata para obtener un rápido momento de diversión”, lamentó Karen Maling Cowles, presidenta de la Asociación Británica de Comercio de Benidorm.
Al buscar a Tomek, la mujer lo encontró "amarillento y temblando". El indigente le contó, encima, que ladrones lo atacaron en la playa y le sacaron 17 euros que le quedaban de los 100 que le pagaron los jóvenes británicos.
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"Cualquiera que le ofrezca a un indigente 100 euros, él va a aceptarlo. Tristemente, es lo que les ocurre a las personas vulnerables. Estaba avergonzado cuando me acerqué a él, estaba cubierto de arena porque había estado durmiendo en la playa. Le dije que haría algo para tratar de ayudarlo y me tomó la mano, la besó y dijo: 'Eres un ángel'", relató la mujer, que inició una campaña para juntar dinero y borrar el tatuaje de la víctima.