"Freí un un trozo de carne, una pieza de su espalda, hecha con lo que llamé patatas princesa y coles. El primer bocado fue muy extraño, un sentimiento que no puedo describir. Esperé y soñé 40 años con él". Así de espeluznante es el relato que el caníbal de Rotemburgo hizo al documental "Entrevista con un caníbal".
En 2004, el criminal alemán fue condenado por asesinar y comer los restos de un hombre y su cara ocupó todos los diarios de la región. Ahora, rompió el silencio y se animó a contar qué gusto tiene la carne. "Sabe bien. A cerdo, aunque un poco más ácida y fuerte", aseguró en la entrevista, sin que le tiemble la voz. Claro que la historia va mucho más allá y pone los pelos de punta.
Según comprobó la Justicia, Meiwes contactó a Bern Brandes en 2001, a través de un aviso en la web que buscaba a alguien que se ofrezca a ser comido vivo. Brandes respondió y se encontraron en una casa. Tomó pastillas y alcohol y accedió a cortarse el pene, que Meiwes cocinó.
No conforme con eso, el caníbal acuchilló a su víctima hasta matarlo y lo fue cortando en la bañera. En 10 meses de espanto, solo dejó sin comer la cabeza. Fue condenado a ocho años y medio de cárcel por homicidio, tras intentar defenderse diciendo que aplicó una "eutanasia asistida" y "cumplió una fantasía".
La historia del caníbal de Rotemburgo también fue llevada al cine.
