“Es un turismo extremo”. Vlad Khrapachevsky, uno de los guías a cargo de las excursiones a la Central Nuclear de Chernobyl, describe así lo que se vive día a día en la zona de uno de los mayores desastres ambientales de la historia.
En el norte de Ucrania, casi en el límite con Bielorrusia, en la madrugada del 26 de abril de 1986 ocurrió una explosión 10 veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima, cuyas consecuencias afectaron a gran parte del mundo y aún son visibles. 33 años después es uno de los mayores atractivos turísticos del país, aunque solo puede albergar a unos 1.000 visitantes por jornada y hace que sea un sitio muy exclusivo.
+ VIDEO: El informe de El Doce en Chernobyl:
Oficialmente la cifra difundida por la Unión Soviética sobre los muertos fue de 31, pero es casi imposible saber a cuántas personas afectó la radiación: la nube radioactiva se extendió por toda Europa e incluso llegó a América del Norte. Las víctimas fatales por enfermedades pueden haber sido miles, decenas de miles o hasta cientos de miles: se calcula que 600.000 personas participaron para contener las consecuencias de la explosión.
¿Es seguro visitar la planta nuclear de Chernobyl?
“Es seguro para la salud. Y además es muy interesante poder ver las verdaderas consecuencias de los errores humanos”, asegura Vlad, nuestro experto en la excursión de Civitatis. Pese a que los niveles de radiación aún son elevados y el lugar es inhabitable, afirman que no hay riesgo para la salud ya que la exposición en los puntos críticos es de apenas minutos.
El sarcófago que cubre el reactor que explotó costó 3 mil millones de euros y funcionará por 100 años. / Foto: ElDoce.tv
La visita incluye un recorrido completo por los 30 kilómetros a la redonda que tuvieron que ser evacuados por la explosión. A ese territorio se lo conoce como “Zona de Exclusión”, está custodiado por militares y resulta impactante ver cómo la naturaleza ganó lugar luego de más de tres décadas sin habitantes.
El ingreso a la Zona de Exclusión, custodiado por militares. / Foto: ElDoce.tv
Controles de radiación
Realizar la visita es cosa seria, ya que es una zona donde ocurrió un desastre nuclear y todavía puede ser muy peligroso. Además de exhaustivos controles de pasaporte, personal militar también realiza chequeos para saber a qué nivel de radiación estuvo expuesta cada persona. No se puede tocar ningún elemento y llevarse algo, así sea una rama o una piedra, está prohibido por ley con multa y pena de cárcel.
En medio de la visita, pasado el mediodía, hay un almuerzo que se realiza en un edificio ubicado a menos de 20 cuadras de la planta y en el que, además de lavarse las manos obligatoriamente antes de comer, hay que pasar por una llamativa máquina que mide el nivel de radiación en el cuerpo.
Foto: ElDoce.tv
Prípiat, la ciudad fantasma
Prípiat fue una ciudad construida en 1970 con el objetivo de albergar a los trabajadores de la planta nuclear y sus familias. De hecho, la central recibió el alias de “Chernobyl” (el nombre real de la planta es Vladimir Lenin) porque antes esa era la localidad más cercana: está ubicada a 20 kilómetros.
El ingreso a la ciudad de Prípiat. / Foto: ElDoce.tv
Por lo tanto Prípiat fue construida frente a la central y estaba llamada a ser la “joya” de la Unión Soviética: fue diseñada por los mejores arquitectos e ingenieros. En 1986, las 50 mil personas que vivían allí fueron evacuadas y jamás regresaron a sus hogares. El promedio de edad de los habitantes era de apenas 26 años.
“Eran días pacíficos antes de las grandes celebraciones soviéticas de mayo. La gente hacía comidas, preparaba a sus hijos y muchos estaban al aire libre, pasando el tiempo. La situación no cambió cuando pasó la explosión porque no estaban informados”, explica Vlad.
Uno de los edificios del centro de la ciudad de Prípiat. / Foto: ElDoce.tv
La evacuación de esa ciudad se realizó recién 36 horas después de la explosión, por lo que todos estuvieron expuestos a niveles de radiación miles de veces superiores a lo normal. Durante ese tiempo los soviéticos escondieron al mundo lo que había ocurrido.
“En tres horas evacuaron toda la población civil. Por supuesto que les mintieron, porque les dijeron que iba temporal y, por supuesto, eso no fue verdad. Pero creo que esta mentira salvó muchísimas vida”, opina Vlad.
Prípiat contaba con gran cantidad de jardines de infantes porque su población, en su mayoría, era de parejas jóvenes. / Foto: ElDoce.tv
Edificios abandonados, viviendas destrozadas, hojas amarillas y rojas por los efectos de la radiación, un parque de diversiones abandonado y jardines donde los juguetes aún guardan la historia de lo sucedido. Prípiat es una especie de ciudad apocalíptica que seguirá siendo inhabitable por al menos 100 años más.