Frank Stephen es un actor estadounidense con Síndrome de Down, que se convirtió en una de las voces más importantes de las reivindicaciones de su colectivo. Durante un discurso que dio ante el Subcomité de Trabajo, Salud y Servicios Humanos y el Comité de Educación del país norteamericano, la sala quedó en silencio y le regaló un merecido aplauso.
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"Soy un hombre con Síndrome de Down y mi vida merece la pena ser vivida", comenzó diciendo en el debate ético sobre el derecho a la vida de las personas que nacieron con esta anomalía. "Es difícil para mí sentarme aquí y decir estas palabras. Entiendo completamente que las personas sientan el impulso de esta particular ‘solución final’ -en alusión al aborto-, pero están diciendo que personas como yo no deberían existir", continuó muy serio.
El Síndrome de Down no le impidió hacer lo que le gusta y ser feliz. El actor es un verdadero ejemplo de lucha y perseverancia. Pidió, en nombre de las personas que tienen esta singularidad genética, un aumento del presupuesto para realizar investigaciones: "Somos un regalo médico para la sociedad, un plan para la investigación sobre el cáncer, el Alzheimer y los trastornos del sistema inmunológico".
"Hagamos que nuestro objetivo sea terminar con el Alzheimer, no con el Síndrome de Down".
Además, reveló que un estudio reciente descubrió que las personas con Síndrome de Down "son mucho más felices que el resto de la sociedad", indicó.
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"Somos una ventaja para la ciencia y hacemos el mundo más feliz. Mi cromosoma extra pueda ser la respuesta para curar el Alzheimer, enfermedad que probablemente borre mi memoria y que ahora borra los recuerdos de mi madre. Hagamos que nuestro objetivo sea terminar con el Alzheimer, no con el Síndrome de Down", concluyó Frank.