El papa Francisco llamó la atención a la clase política para que trabaje por una "justicia real" y "seguridad efectiva", mientras instó a los obispos a tener coraje para enfrentar el narcotráfico.
En el centro histórico de la capital azteca, el Sumo Pontífice hizo alusión al "tráfico de drogas, la exclusión de diferentes culturas, la violencia, el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, que causan sufrimiento y que obstaculizan el desarrollo" mexicano.
Por la tarde, el Papa cumplió un deseo personal. Como lo había solicitado, rezó unos minutos a solas frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de México, y celebró misa ante 35 mil personas.
Tras la cita con Peña Nieto, el Papa se encontró con los obispos y arzobispos mexicanos en la catedral metropolitana, donde los instó a enfrentar el narcotráfico "con coraje profético".
El domingo visitará Ecatepec, una sobrepoblada ciudad de la periferia de la capital que vive un repunte de violencia, especialmente hacia las mujeres.
El lunes estará en Chiapas, el estado más pobre e indígena del país, donde oficiará una misa.
El martes irá a Morelia, capital del convulso estado de Michoacán, donde en 2013 grupos de autodefensas se levantaron en armas contra los abusos del cártel de Los Caballeros Templarios.
El Papa se reservó para el final la fronteriza Ciudad Juárez, durante años considerada la más peligrosa del mundo y que ahora trata de cicatrizar heridas abiertas por los feminicidios y la violencia que vivió.
Francisco visitará allí una cárcel y se despedirá con una misa en el borde de la frontera con El Paso (Texas, Estados Unidos) por donde miles de migrantes cruzan clandestinamente cada año.