Un hombre de 70 años llegó solo y en mal estado al hospital Jackson Memorial de Miami. Tenía un elevado nivel de alcohol en sangre, una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), diabetes y una cardiopatía. A las pocas horas, se desplomó su tensión arterial y desarrolló acidosis metabólica, por lo que tuvo que ser derivado a terapia intensiva.
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El paciente llevaba un tatuaje en el pecho que decía "Do not resuscitate" (No resucitar), con la palabra "no" subrayada y con su firma, lo que generó dudas en los médicos y enfermeros. Podía ocurrir que el hombre se hubiera arrepentido de ese mensaje.
“No conseguimos encontrar a ningún familiar ni a ninguna persona allegada; no teníamos modo de saber cuánto tiempo hacía que se había hecho el tatuaje”, explicó Gregory Holt a la revista The New England Journal of Medicine.
En un primer momento, los médicos decidieron ignorar el tatuaje y seguir los procedimientos habituales mientras un comité ético del hospital dirimía de urgencia sobre el caso. Finalmente, recomendaron a los médicos que consideraran la voluntad del hombre, reflejada en su tatuaje.
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Como no se lo reanimó, su estado empeoró en pocas horas y murió sin haber recuperado la conciencia. Finalmente, en el hospital encontraron un documento anterior del paciente, donde manifestaba su voluntad de no ser reanimado. "Nos sentimos muy aliviados al descubrir que el documento decía lo mismo que el tatuaje", explicó Holt.