Según anunció el padre Federico Lombardi en una conferencia de prensa, el Papa padece dolores por el movimiento de sus piernas. "Algunos días está mejor que otros. Durante un viaje como éste, en el que debe desplazarse seguido, está un poco fatigado", explicó.
El vocero aclaró que el problema no es algo fuera de lo común para alguien de 78 años. "Es normal. Pero felizmente duerme muy bien”. Con sesiones de fisioterapia, el dolor en la cadera se logra controlar, pese a que la cojera es cada vez más notoria.
En su viaje de 10 días, el Sumo Pontífice fue ayudado en varias ocasiones. Recorrió la ONU y el Madison Square Garden en un carro de golf y los acompañantes lo agarraron del brazo para sostenerlo al subir al altar. El pasado sábado, la imagen que más preocupó fue su caída al intentar subir al avión rumbo a Filadelfia:
Sin embargo, los dolores no parecen suficiente motivo para detener sus ganas de cumplir con la agenda. Como publicó Clarín, se levanta a las 4 o 5 de la mañana y cumple al pie de la letra con sus actividades.