Rebecca Spellman tenía 14 años cuando conoció a John en una cita a ciegas. Inmediatamente se produjo el flechazo y juntos disfrutaron del florecer del amor durante la adolescencia. Sin embargo, a los 17 años la pareja terminó y cada uno siguió por su camino.
Con el paso de los años, la mujer inglesa tuvo dos hijos y nunca volvió a ver a su ex novio. Hasta que a los 38 años, ya divorciada, el destino los cruzó en un bar. Saludos y amistades en Facebook mediante, el reencuentro fue inevitable: pocas citas bastaron para reflotar aquel amor y en 2011 se casaron.
+ MIRÁ MÁS: Murió Alfie Evans, el bebé al que la Justicia ordenó desconectar
Pero aquel "sí, quiero" marcó un antes y un después de terror. "Fue como accionar un interruptor. Se convirtió en una persona diferente, que tenía raptos de furia por las cosas más pequeñas y mantenía muchos secretos", le contó Spellman al diario inglés The Sun.
"Se convirtió en una persona diferente, que tenía raptos de furia por las cosas más pequeñas y mantenía muchos secretos".
Al volver de la luna de miel, en donde advirtió las primeras señales, la mujer le encontró una cuenta en un sitio de prostitución online. "Lo tomé como un error estúpido, al principio estaba furiosa, pero era algo tan inusual en él que lo dejé pasar", recordó.
Lo que vino después fue mucho peor. Insultos, golpes y humillaciones comenzaron a repetirse cada vez con más frecuencia. Incluso, el hombre la ahorcó en un ataque de furia luego de perder un partido en la Playstation.
"Me quité sus manos de encima y salí corriendo a la casa de mi hermano. Pero el otro día John se disculpó una y otra vez. Fue una pelea tonta y le di el beneficio de la duda. No quería renunciar a mi relación con el hombre perfecto al que había vuelto a ver", agregó la mujer en su relato.
+ MIRÁ MÁS: Nueva Zelanda agregó la prostitución a su lista de trabajos para solicitar residencia
Pero en 2013 ya no aguantó más. Completamente borracho, John volvió a atacar porque su esposa se negó a limpiar el piso tras la caída de una botella de vino. "Me golpeó dos veces en el rostro. Caí al piso llena de dolor y se lanzó encima mío, golpeando mi cabeza contra el suelo. Estaba actuando como un desquiciado y pensé que iba a matarme", dijo Spellman, que se escapó cuando su hija bajó las escaleras y distrajo al padre ebrio.
"Pensé que me estaban dando una segunda oportunidad para tener un final de cuento de hadas y todo parecía perfecto".
Tras realizar la denuncia, el violento fue condenado a seis meses de trabajo comunitario por cargos de asalto y golpiza. Rebecca aprovechó la oportunidad para irse para siempre de la casa que compartían junto a sus hijos.
"Cuando me reuní con mi amor de la adolescencia pensé que me estaban dando una segunda oportunidad para tener un final de cuento de hadas y todo parecía perfecto. Pero no puedo creer que mi príncipe azul terminó siendo un ogro disfrazado", reflexionó en el cierre de la entrevista con el diario inglés.