Frente a las bombas, un libro y un lápiz. Frente al horror, las ganas de seguir adelante. Ese ejemplo dio, sin darse cuenta, uno de los tantos niños que escapan desde Ucrania hacia Polonia.
Luchi Ybañez y Mauro Terenzio, enviados especiales de El Doce, fueron testigos del momento conmovedor. En silencio y acomodado en su cama como podía, el nene sacó sus útiles y por unos minutos se alejó del drama que lo rodea.
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En ese centro de Rzeszów no hay mesas ni sillas. Apenas lograron generar espacios para las camas y un pequeño lugar para que los niños jueguen.
Todo es improvisado y provisorio, con el objetivo básico de recibir a los ucranianos que huyen de la invasión rusa y darles la primera contención. Este viernes, eran unas 200 las personas refugiadas que esperaban conocer su próximo destino.
"Es un lugar de paso, pueden estar un par de días y los van ubicando. No se colocaron mesas porque no tienen espacio, prefieren que descansen y se alimenten. Pero este niño está tratando de educarse", relató Luchi Ybañez desde el lugar.
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