Hace dos años, Michelle White (32) y Scott Plumley (41) se conocieron por medio de un sitio de citas online en Reino Unido. Desde ese día, el amor creció a pasos agigantados. Se fueron a vivir juntos y él se convirtió en un padre para los hijos de ella. Formaron una gran familia.
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Sin embargo, todo cambió de un día para el otro. La salud le jugó una mala pasada a Scott y ya era tarde para iniciar un tratamiento: le diagnosticaron cáncer de esófago en estadio 4, que ya se había expandido hacia el hígado y lo había destruido.
Los médicos le dieron el peor pronóstico, le quedaban pocos días de vida. Ante esta situación, la pareja decidió unirse en matrimonio. Fue así como comenzaron a planificar la boda soñada. Scott Plumley ya estaba en el hospital, conectado a un respirador artificial y con pocas fuerzas.
Pero nada le impidió dar el esperado “sí” en el centro de salud Southmead, donde se presentaron sus amigos y familia para presenciar ese momento tan importante para ambos. Después de una gran fiesta, Scott regresó a su cama para descansar.
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Pasaron tan solo 13 horas de aquel hermoso y deseado sueño, que finalmente se hizo realidad. “Se sentía mal, luchaba con el oxígeno… pero a eso de la 01:30 de la madrugada se estabilizó. Lo senté, tomé su mano y se rió. Comenzó a decirme que lo lamentaba y que me amaba. Yo lo besé y le dije ‘yo estaré bien, tu puedes librarte del dolor’”, relató Michelle al recordar ese momento.
Se dieron un último beso y así sellaron su amor eterno. Su esposo murió en la noche de bodas y en la misma semana del casamiento, todos volvieron a unirse para despedirlo en su merecido funeral. “Fui su mujer durante solo 13 horas, pero gané una familia y amigos hermosos”, aseguró la viuda.