Al principio, los especialistas creían que se trataba de trastornos psicológicos producidos por el trauma de haber sobrevivido a semejante tragedia. Sin embargo, una investigaciónde la Universidad Tohuko Gakuin, sacudió a Japón por sus resultados.
Durante 10 meses de los años 2014 y 2015, la socióloga Yuka Kudo hizo más de 200 entrevistas en la ciudad de Ishinomashi, devastada por el tsunami que dejó 15 mil muertos en el año 2011. Y, por lo menos, 15 personas reconocieron haber tenido contacto con fantasmas o haber experimentado situaciones inexplicables.
Uno de los casos más conmocionates fue relatado por un taxista, quién contó que una noche encontró a una niña. Le preguntó dónde estaban sus padres y ella respondió que estaba sola. Entonces, se ofreció a llevarla a su casa. Cuando llegaron al lugar indicado, ella bajó, sonrió, le agradeció y se fue desvaneciendo delante de él.
Otro taxista le dijo a Yuka haber recogido a una pasajera, unos meses después de la tragedia. La mujer le pidió que la llevara al distrito de Minamihama, lugar que estaba en ruinas. Cuando el chofer le explicó, la pasajera le preguntó "si ella estaba muerta" y cuando el hombre volteó para atrás, ya no había nadie.
Los rumores sobre fantasmas crecieron tanto que la Universidad de Tohoku Gakuin organizó un simposio sobre estos extraños acontecimientos. El monje budista Taio Kaneta dijo haber sido consultado varias veces sobre apariciones y espíritus que buscan familiares, vecinos o amigos.
Kaneta puso como ejemplo el caso de una joven que quería suicidarse porque "no dejaba de oír voces de las personas muertas durante todo el día".