Este miércoles, un tribunal brasilero de segunda instancia confirmó por mayoría la condena a nueve años y medio de prisión para el expresidente Lula da Silva. Por unanimidad, los tres jueces ratificaron la sentencia del juez Sergio Moro por haber recibido un departamento en un balneario a cambio de favorecer a la constructora OAS en contratos con Petrobras.
Los magistrados lo consideraron culpable por corrupción y lavado de dinero. Además, acordaron elevarle la pena a doce años y un mes de prisión.
El fallo podría suspender la candidatura presidencial de Lula da Silva, pero no será detenido hasta que su defensa agote las apelaciones, un proceso que puede durar mucho tiempo. La decisión final estará en manos de la Justicia electoral. Su defensa pidió la nulidad por “falta de pruebas” del proceso.
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Por su parte, uno de los jueces sostuvo: “Hay prueba, encima de lo razonable, de que Lula fue uno de los articuladores, si no el principal, de la trama de corrupción” que operó en la estatal Petrobras.
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Durante la sentencia, Da Silva se defendió asegurando que “está muy tranquilo” e insiste en que “no cometió ningún delito”. Sin embargo, acumula más de siete causas abiertas en la Justicia, la mayoría por sospechas de corrupción.
Después del duro revés de la Justicia, Lula da Silva encabezó un acto en la Plaza de la República de San Pablo que fue organizado por líderes sindicales. Ante miles de seguidores, se expresó duramente y consideró que el veredicto “es una venganza por haber sacado a tanta gente de la pobreza”.
Además, se dirigió a los tres jueces que tomaron la decisión por unanimidad: “Saben que no cometí ningún crimen. Quiero que pidan disculpas por las mentiras que dijeron”. Mientras los manifestantes lo aplaudían y lo apoyaban, aseguró que si termina preso, “la lucha seguirá desde la cárcel”. Video: