Es, sin duda, una de las figuras más populares de la Iglesia surgidas durante el siglo pasado. Su historia es sinónimo de caridad y ejemplo. Así fue como pidió que la recordaran el Papa Francisco ante cien mil fieles que coparon la Plaza de San Pedro.
Fue el momento culminante del Jubileo de la Misericordia. La misa fue concelebrada por dos mil sacerdotes, 70 cardenales y 400 obispos y arzobispos de todo el mundo.
Emocionado el Papa dijo: “Su misión en las periferias de las ciudades y en las periferias existenciales permanece en nuestros días como testimonio elocuente de la cercanía de Dios hacia los más pobres entre los pobres”, y agregó: “La misericordia ha sido para ella la sal que daba sabor a cada obra suya y la luz que iluminaba las tinieblas de los que no tenían ni siquiera lágrimas para llorar su pobreza y sufrimiento”.
Entre las imágenes más fuertes y curiosas de la ceremonia se destacaron las banderas de la India, donde la ahora santa vivió y murió; también fue llamativo un grupo de mil quinientas personas pobres que viven actualmente en las Misioneras de la Caridad en Italia, orden fundada por María Teresa de Calcuta quien recibió el premio Nobel de la Paz, en 1979.
El Papa también tuvo un mensaje para los cientos de voluntarios presentes: “Hoy entrego esta emblemática figura de mujer y de consagrada a todo el mundo del voluntariado: que ella sea vuestro modelo de santidad donde el único criterio de acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión”.
En la ceremonia hubo un gigantesco operativo de seguridad. Hubo representantes de los gobierno de gran parte del mundo, 15 jefes de estado y de gobiernos, entre ellos, el primer ministro de la India y la Reina Sofía de España.
Contra el aborto. Durante el sermón, el Papa Francisco recordó la postura que tenía Teresa de Calcuta sobre el aborto: “el no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre”.