Pasa hasta en las mejores familias. La reina Isabel no pudo con su genio y regañó a su nieto, el príncipe Guillermo, porque no le gustó nada que estuviera agachado hablando con su pequeño hijo, George.
En el tradicional balcón del Palacio de Buckingham, se podía ver a casi todos los miembros de la familia real presenciando un desfile aéreo militar de la Fuerza Aérea Real.
El simpático momento quedó registrado por las cámaras. Con un pequeño golpe en el hombro y tan sólo dos palabras, la reina le ordenó al príncipe, muy enojada, que se pusiera de pie.
Por suerte, no hizo falta que se lo dijera de nuevo. Sin objeciones, el futuro rey de Reino Unido obedeció y entendió que la postura no era la que indicaba el protocolo.