El paisaje paradisíaco del Caribe fue el lugar elegido para confirmar el romance. Pero la luna de miel soñada, de los papás de una hermosa niña, fue interrumpida por un hecho inesperado. Al menos, impensado para la recién casada.
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El Lewis Bennet denunció que su mujer cayó al mar desde el catamarán en el que navegaban. El marido, de nacionalidad británica, declaró en la Guardia Costera que Isabella Hellman había desaparecido en el trayecto entre Cuba a Miami. Después de nueve meses de búsqueda, el FBI arrestó al esposo bajo el cargo de asesinato.
El hombre de 41 años dijo que, arriba de la barcaza, recibió un golpe que le produjo la pérdida del conocimiento. Los argumentos, sobre que no encontró a la esposa después de despertar y que la embarcación comenzó a llenarse de agua, llamaron la atención de las autoridades.
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Las sospechas de haber dado un falso testimonio comenzaron a confirmarse. Una continuidad de indicios revelaron la aterradora verdad. Bennet, que había recibido entrenamiento marítimo, no disparó ninguna bengala, no gritó el nombre de su mujer ni activó el teléfono satelital. Tampoco recorrió la zona en el bote salvavidas en el que se alejó.
La insistencia para que la Justicia declare a la mujer como persona muerta para cobrar la herencia y una sentencia del marido por contrabandear monedas de oro durante el ratrillaje, sumaron motivos para ordenar el arresto.