En septiembre pasado, el Caribe fue arrasado por una seguidilla de huracanes. El último y tan peligroso como Irma, el huracán María que llegó a categoría 5, provocó inundaciones, potentes ráfagas de viento y destrozos irreparables.
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En Puerto Rico, las escenas eran realmente dramáticas: su paso devastador destruyó la infraestructura del país y las personas se quedaron sin agua, alimentos, ni luz y la vida se volvió insostenible.
Seis meses más tarde, mientras siguen lidiando con los problemas causados por ese fenómeno, la isla volvió a sentir la fuerza de la naturaleza y la situación se volvió peligrosa porque la marejada es la mayor en más de una década y está generando olas más altas que las producidas durante el poderoso María.
Según informaron desde el Servicio Nacional de Meteorología en San Juan hay olas de hasta 25 pies de altura y aseguran que la situación podría extenderse hasta el miércoles. Las fuertes olas derribaron palmeras, infraestructuras, inundaron calles y casas ubicadas en las costas norte y oeste.
Ante esta situación que están atravesando, las autoridades cerraron 24 escuelas y prohíben la circulación en las rutas de 11 municipios. Además, los servicios de rescates evacuaron a varias personas.