El 6 de noviembre de 1985, un grupo de guerrilleros de la desmovilizada M19 asaltó el Palacio de Justicia de Bogotá y tomó de rehenes a 350 personas. Dos días después y tras una sangrienta batalla, las fuerzas de seguridad recuperaron el edificio. Pero hubo que lamentar el saldo fatal de 98 personas muertas.
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Uno de esos fallecidos fue Libardo Durán, agente del F-2 que estaba a cargo de la seguridad del entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia. Su esposa Fabiola Hernández Guevara lloró sobre su tumba desde el día que le entregaron a su marido en un cajón cerrado, hace más de 32 años. Al menos eso fue lo que pensó porque, en realidad, colocó flores en el sepulcro donde estaban sus asesinos.
Mucha conmoción sintió la viuda cuando recibió una noticia increíble desde la Fiscalía General de Colombia: habían encontraron los restos de su esposo en otro lado, dentro de una fosa común del Cementerio del Sur, en Bogotá. Entonces, ¿quién estaba enterrado realmente en el ataúd de Durán?
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Luego de investigaciones a cargo de antropólogos y genetistas de Medicina Legal, las autoridades colombianas anunciaron este jueves que en la parcela del agente muerto se encontraron los cadáveres de Noralba García y Alfonso Jacquin, revolucionarios que murieron durante el ataque que perpetraron en el Palacio de Justicia.