Cerca de las 11:30 de la noche, Kenneka Jenkins, de 19 años, salió de su casa para celebrar junto a sus amigos un nuevo trabajo en un geriátrico. Al menos eso le dijo a su mamá. Sin embargo, terminó en una fiesta que se realizó en el piso nueve del hotel Crowne Plaza Chicago O’Hare.
Ese sábado se convirtió en una noche negra. Cerca de las 3:20 de la madrugada, las cámaras de seguridad registraron el momento en que la joven camina sola por los pasillos tambaleándose, a punto de caerse. No podía controlar su cuerpo.
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La última vez que aparece visiblemente mareada e inconsciente es en la cocina del hotel. Cuando llegó el momento de irse, sus amigos no la encontraban. Desesperados llamaron a la madre de la chica, porque ya no sabían cómo buscarla: tenían su celular y las llaves de su auto.
Después de hacer la denuncia por su desaparición y un allanamiento en el hotel, un día más tarde, encontraron el cuerpo congelado adentro de un freezer. Aún nadie puede entender cómo llegó hasta ese lugar y si alguien la llevó hasta ahí.
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La familia cree que la emborracharon para abusarla sexualmente. Su madre dijo a la prensa que su hija tenía poca tolerancia al alcohol y que "una sola copa la pone ebria". La terrible duda es cuánto tiempo estuvo muerta adentro del freezer. Todavía esperan los resultados de la nueva autopsia.