La muerte de John Allen Chau, el misionero religioso que murió a flechazos cuando intentó contactar a la tribu de los sentineleses, sigue dando que hablar. Ahora, fue el turno del antropólogo indio T. N. Pandit, que tiene 84 años y durante gran parte de su carrera trabajó para contactarse con los aborígenes.
Desde 1967, el especialista logró contactarse e interactuar con la tribu, cuyo número se estima en 150 personas. "El grupo es amante de la paz. Durante nuestras interacciones nos amenazaron pero nunca llegaron al punto de matar o lastimar. Cada vez que se agitaban, retrocedíamos", recordó en una entrevista con la BBC.
"Llevamos de regalo ollas y sartenes, grandes cantidades de cocos, herramientas de hierro como martillos y cuchillos largos. También llevamos a tres hombres Onge (miembros de otra tribu local) para ayudarnos a 'interpretar' la lengua de los sentineleses y su conducta", agregó sobre aquellos viajes, en los que inicialmente fueron rechazados con flechazos.
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¿En qué se equivocó Chau? Para Pandit, "tuvo la oportunidad de salvarse", pero "persistió y pagó con su vida". Según analizó, el misionero se acercó a la isla y dejó regalos para entrar en confianza, pero cuando regresó no habían sido bien recibidos. La insistencia para acercarse pese a todo fue la que terminó matándolo.
Historia de película
Pandit aprovechó la oportunidad para contar detalles de sus expediciones. En una de ellas, regalaron un cerdo vivo, pero los sentineleses lo tomaron mal, lo mataron y enterraron en la arena.
Recién en 1991, casi 25 años más tarde, algunos integrantes de la tribu se mostraron pacíficos y se acercaron al mar. "Nos confundió no saber por qué ésta vez nos habían aceptado. Fue su decisión venir a nuestro encuentro, y fue bajo sus términos", dijo el antropólogo. "Bajamos del bote y nos quedamos con el agua al cuello, distribuyendo cocos y otros regalos. Pero no nos dejaron pisar tierra", añadió.
El final del relato es increíble: "Cuando repartía cocos, me separé un poco del resto de mi equipo y me acerqué a la costa. Un joven de la tribu puso una cara graciosa, sacó un cuchillo y me hizo un gesto de que me iba a cortar la cabeza. Inmediatamente avisé al barco y me fui".