El mundo que está diseñando la actual puja entre superpotencias no es multipolar, como están afirmando Vladimir Putin y otros líderes, sino tan bipolar como fue el mundo de la Guerra Fría.
La invasión rusa a Ucrania y la redefinición de objetivos y plazos de China que estableció Xi Jinping, muestran que el mundo de estos días está en los umbrales de una nueva Confrontación Este-Oeste.
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Las principales diferencias con la partición del mundo que marcó la segunda mitad del siglo 20, son dos: La llamada Guerra Fría implicaba dos modelos económicos opuestos, mientras que la división en marcha no tiene que ver con economías diferentes, sino, en todo caso, con diferentes sistemas políticos.
En términos generales, durante la segunda mitad del siglo 20 un bloque tenía economías colectivistas de planificación centralizada, mientras que en el bloque contrapuesto había economías de mercado con propiedad privada de los medios de producción y comercialización.
Ambos bloques lograban saltar el cerco a través de aliados en el área opuesta. Estados Unidos y Europa occidental tuvieron en el Este aliados capitalistas como Japón y Corea del Sur, entre otros, mientras que la Unión Soviética y su órbita lograron tener en el lado occidental del mapamundi aliados socialistas como la Cuba de Fidel Castro y la Angola de Agostinho Neto y su sucesor, José Eduardo dos Santos.
China maoísta tenía una posición indefinida. Mao Tse-tung se había alejado de Moscú cuestionando el proceso de “desestalinización” impuesto por Nikita Krushev y continuado por sus sucesores en el Kremlin. Finalmente, tras los acuerdos negociados por Kissinger y Chou En-lai que desembocaron en el histórico abrazo de Nixon y Mao, Washington conjuró el riesgo para su bloque que implicaba la posibilidad de una alianza entre la República Popular China y la Unión Soviética.
Por cierto, los dos bloques enfrentados no abarcaban la totalidad de los países. Existía también, aunque de manera brumosa, el llamado Tercer Mundo, o bloque de Países No Alineados, espacio en el que quedó la República Popular China junto a la Yugoslavia del mariscal Tito, la India de Jawarharlal Nehru y la Indonesia de Sukarno, entre otros.
Pero aun habiendo un tercer espacio, eran los dos bloques enfrentados los que podían llevar el mundo a una guerra nuclear.
Por la Doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada, o sea el riesgo de que en una conflagración atómica no haya ganadores sino sólo una devastación global, la Guerra Fría se mantuvo como confrontación tercerizada porque las superpotencias se enfrentaban en terceros países a través de guerrillas y regímenes aliados de uno y otro bloque.
En el mundo partido que está naciendo en las primeras décadas del siglo 21, además de que la confrontación no es entre dos modelos económicos, porque lo que hoy existe son distintas variantes de capitalismo (con aisladas excepciones como Corea del Norte) la diferencia con el bipolarismo anterior es que la China actual es poderosísima, tanto en términos económicos como militares, y se está acercando aceleradamente a Moscú.
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El bloque del Este siembra socios en el hemisferio occidental mediante la colaboración rusa en armamentos y espionaje, y a través de las inversiones en infraestructura que hace China. De manera similar, o sea por vínculos militares y económicos, las potencias occidentales tienen socios-aliados en el hemisferio oriental.
Lo significativo en términos políticos, es que la nueva bipolaridad enfrenta a modelos de culturas políticas opuestas. Del lado occidental predomina la cultura liberal-demócrata, con Estado de Derecho, libertades públicas e individuales y pluripartidismo; mientras que en el bloque opuesto el polo gravitacional está encabezado por potencias con regímenes autoritarios: el sistema de partido único que gobierna China y la autocracia personalista y verticalista que impera en Rusia tras una pantalla de institucionalidad republicana y pluripartidista.
Lo que aún no está claro es si el riesgo de conflagración nuclear es mayor en la nueva Confrontación Este-Oeste que en la que existió en el mundo bipolar del siglo 20.