El papa Francisco habló por primera vez con los medios tras la muerte del papa emérito, ocurrida el pasado 31 de diciembre. Se refirió a la homosexualidad y también le dedicó varios minutos a la situación económica de Argentina.
En diálogo con The Associated Press, el Sumo Pontífice expresó que “ser homosexual no es un delito”. Sin embargo, sí aseguró que se trata de un “pecado” que deriva de otros contextos culturales.
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En esa línea, dijo que “Dios ama a todos sus hijos tal y como son” y por eso, pidió a los obispos que reciban a las personas LGBTQ en la Iglesia para que no sean discriminados. “También el obispo tiene un proceso de conversión”, continuó el papa, admitiendo el cambio que debe darse en el catolicismo.
Salud
El Sumo Pontífice aprovechó la oportunidad para referirse a su estado de salud, que meses atrás había preocupado. “Estoy bien de salud. Por la edad que tengo, estoy normal. Puedo morir mañana, pero vamos, está controlado”, expresó con humor el argentino de 86 años.
A su vez, contó que había vuelto a tener diverticulosis, enfermedad que surge cuando se forman bolsas en la pared del intestino. Pero también confirmó que se recuperó de la fractura de rodilla con un tratamiento de láser y magnetoterapia, sin haber tenido que ser operado.
Críticas
Por último, Francisco no evitó hablar de las críticas que recibió tras el fallecimiento del papa emérito por parte del secretario personal Benedicto XVI, monseñor Georg Gaenswein y del cardenal, Gerhard Ludwig Mueller.
Para Bergoglio, las críticas no tienen relación con la muerte de Benedicto XVI, sino “al desgaste de 10 años de gobierno”. Además, destacó que cuando fue elegido muchos se sorprendieron y con el paso del tiempo eso se transformó en malestar.
Finalmente, pidió que si no están de acuerdo con ciertas cosas, se lo digan “en la cara”. “Así crecemos, ¿no?”, concluyó.