Una fuerte turbulencia en un avión privado dejó el saldo de una persona muerta en Estados Unidos. La aeronave estaba sobrevolando Nueva Inglaterra, al noreste del país, y tuvo que desviarse al Aeropuerto Internacional Bradley, en Connecticut.
El avión Bombardier transportaba a cinco personas cuando cruzó las turbulencias. Viajaba de Keene, Nueva Hampshire, a Leesburg, Virginia, según precisó la portavoz de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos.
No quedó claro de momento qué daños pudo haber recibido la aeronave y la NTSB no proporcionó detalles, como el hecho de si la víctima llevaba puesto el cinturón de seguridad cuando el avión se sacudió.
Luego se supo que la aeronave pertenece a Conexon, una firma con sede en Kansas City, Missouri. La compañía -especializada en llevar fibra óptica a las comunidades rurales para dotarlas de internet de alta velocidad - no realizó comentarios sobre la tragedia.
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Ahora será el turno de la Justicia y la Policía para investigar los pormenores del hecho. Lo que sí tienen en claro es que las muertes en turbulencias son muy raras.
“No puedo recordar la última fatalidad debido a una turbulencia”, expresó Robert Sumwalt, expresidente de la NTSB y director ejecutivo del Centro de Seguridad Aeronáutica y Aeroespacial de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle.