Dos millones de ucranianos ya han escapado de su país para evitar ser masacrados por los ataques de Rusia. Entre las historias cargadas de dolor que se multiplican en cada paso de la cobertura especial de El Doce, la más dura es la de los niños y niñas que huyeron y dejaron toda su infancia atrás.
En Radom, una ciudad ubicada 85 kilómetros al sur de Varsovia, la solidaridad polaca le hace frente al horror de los bombardeos. Los centros reciben a los refugiados con alimento, bebida y ayuda psicológica y luego los tratan de ubicar en las casas de muchos de los 200 habitantes que se ofrecieron a hospedarlos.
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La tarea más difícil es contener a los más chicos. "Nos duele muchísimo el corazón que los niños y niñas inocentes sufran en esta guerra", describió Marta en diálogo con Luchi Ybañez.
"Somos una nación muy hospitalaria y solidaria con las personas que sufren. Queremos ofrecer todo lo que tenemos. Queremos ayudar a nuestros vecinos en estos tiempos tan duros", destacó la ciudadana polaca que acompaña a los enviados especiales de El Doce.
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