Una historia insólita vivió una pareja de Reino Unido. Un joven llamado Cal Hunter, fue a una subasta para comprar un departamento que tanto había anhelado adquirir con su novia, pero tomó una decisión que lo cambió todo.
Se equivocó y levantó la mano para elegir una mansión en ruinas de 120 años. Hasta ese momento, todavía no se había dado cuenta lo que estaba ocurriendo, de hecho estaba muy sorprendido para bien.
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Había hecho una oferta bajísima que nadie aumentaba ni levantaba la mano para competir. Hasta que se escucharon las clásicas palabras “vendido”, y un señor que estaba al lado de él lo miró, sin poder creer lo que estaba pasando, le dijo: "¿Pero vos viste lo que acabas de comprar?".
Ahora todo tenía sentido. Cal estaba dispuesto a gastar hasta 40 mil dólares, por lo que nunca imaginó que podría llegar a comprarla por apenas 10 mil que era lo que había ofrecido.
Fue ahí cuando el joven volvio a mirar el folleto donde estaban todas las propiedades que rematarían y cayó en su error. Cada inmueble tenía un número que lo identificaba, pero a último momento se realizaron algunos cambios que no se dio cuenta.
"El número que yo tenía en el papel y el que mostraban en la pantalla definitivamente no coincidían", contó Cal al diario The Guardian. Además, explicó que algunas viviendas entraron “a última hora y no estaban en el folleto”.
Qué hizo la pareja con la casa
Cuando llegaron para conocer la mansión donde en realidad iban a vivir, se toparon con un cartel que decía "Peligro, manténgase alejado". Es decir, la casa estaba en pésimo estado y al borde del derrumbe.
"Había muebles enmohecidos, graffitis en las paredes y los techos se estaban cayendo. El agua y la electricidad habían sido apagados, incluso una silla se había caído a través de las tablas del suelo", detalló Cal.
Ante semejante abandono, la pareja tomó la decisión de reconstruirla y dejarla en las mejores condiciones posibles. Luego de dos años de intenso trabajo, finalmente cumplieron su sueño.
"Es un trabajo duro, pero ambos hemos aprendido mucho. Asumir tantas cosas nos ha ayudado a crecer como personas. Hemos aprendido de todo, desde albañilería hasta software de diseño asistido por computadora, plomería y electricidad”, expresó Cal.